AQUEL ENCUENTRO


Desde detrás de los visillos del balcón observaba la calle aún vacía. Estaba amaneciendo.Apuraba el cigarrillo lentamente, saboreando cada calada , como a ella le gustaba hacerlo.
Miró hacia la cama y vio entre sombras el cuerpo desnudo, revuelto entre las sábanas de aquel muchacho .Todo había ocurrido demasiado de prisa, ella no acababa de comprender como había sido capaz. Pero no sintió el más mínimo pudor ni remordimiento.
Recordó la tarde anterior en aquella cafetería, el educado chico que se le acercó a pedirle un cigarrillo y que a los diez minutos le volvió a rogar si podía acompañarla en la mesa , ya que no había ningún sitio libre en el pequeño local.
Aquel muchacho de ojos negros era alegre y hablaba muy animadamente, y ella, pese a su cautela inicial, no tardó en seguirle en la charla.
Su mirada era fija ,penetrante , tenía una sonrisa encantadora…debía tener unos 25 o 26 años … Ella notaba como él deslizaba su mirada por su cara , desde los ojos hasta la boca…como luego iba más abajo , buscando su pecho, sus brazos.
Tras el reparo primero que esta franqueza en la mirada del joven moreno le causó, ella, que se sabía mujer atractiva a pesar de su madurez, se dejó llevar. Hacía tiempo que sabía la infidelidad de su marido y sintió agrado al saberse apetecible aún para otros hombres. Ella nunca había engañado a su marido, le había educado de esa forma y nunca se lo había planteado.
Había tenido curiosidad muchas veces por saber qué se sentiría al ser besada por otros labios , al ser acariciada por otras manos. Pensaba todo esto mientras el muchacho de ojos negros y mirada penetrante le sonreía , entre charla y bromas , dando paso a roces de manos y brazos que parecían casuales pero que no lo eran en absoluto.
Sin embargo, ella no era mujer de historias de amor. No sabría hacerlo.Así que decidió despedirse del joven y marchar. El insistió en pagar la consumición ya que ella había sido tan amble al admitirle como acompañante. Le ayudó a ponerle la chaqueta y mientras lo hacía, ella sintió sus manos fuertes apoyadas en sus hombros.
Cuando la mujer se dio la vuelta para agradecerle su educado gesto, él la miró directamente a los ojos y le dijo “eres muy hermosa ” . Estaba de paso en aquella ciudad, y ésa era su última noche. Así que se dijo ¿Por qué no?. Aquel joven le gustaba , le gustaba mucho.
Fue una noche de deseo, de pasión, de sensaciones que ella hacía tiempo no experimentaba, de aleteos de mariposa, de gemidos, de susurros… Si la pasión llegaba a lo más alto, la ternura la sustituía y llegaba de nuevo el deseo , la locura.
Apagó el cigarrillo y se sentó sobre la cama. Le miró largamente, acarició con el dorso de su mano la espalda del muchacho que dormía, revuelto entre las sábanas.. Se acercó a su oído y le susurró “gracias”, y le besó dulcemente el lóbulo de su oreja .Él pareció sonreírle entre sueños.
_ M. _

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